Desde hace muchos años, los exploradores habían oído rumores sobre un templo perdido en la antigua China. El lugar se decía que estaba escondido entre las densas selvas de la región, y nadie había podido encontrarlo hasta el momento. Sin embargo, un grupo de investigadores decidió aventurarse en la selva para explorar estos misteriosos rumores.
Después de varias semanas de exploración y búsqueda, el equipo encontró el templo perdido entre las densas junglas. La estructura estaba llena de piedras rojas y con techos de madera que estaban cubiertos por mohos y algas.
Después de varias horas de exploración, el grupo descubrió una estatua en medio del templo. La figura representaba a un dragón y sus ojos emanaban una luz roja brillante que se podía ver desde lejos.
Los exploradores comenzaron a investigar la estatua, pero pronto descubrieron que era mucho más que lo que parecía. Al tocar las manos del dragón, los investigadores se sintieron una sensación de energía extraña y algo empezó a pasar en el templo.
Sin embargo, el grupo no podía percibir lo que estaba sucediendo por la oscuridad total del lugar. Después de varias horas de investigación, los exploradores comenzaron a sentirse asustados y decidieron escapar del templo.
Después de salir del lugar, el equipo se reunió en torno al fuego para compartir sus experiencias. Sin embargo, pronto empezaron a experimentar algo extraño: la luz roja que habían visto antes comenzó a emanar de ellos.
Los exploradores comenzaron a sospechar que habían despertado algo antiguo en el templo perdido. Sin embargo, nada podía prepararlos para lo que estaba por llegar: una invasión de bestias misteriosas que eran los guías de la maldición que habían liberado.
