El 2 de enero de 2013, un hombre llamado John Smith se tomó una caminata por la playa de Bondi Beach, Australia. Después de unas horas pasadas buscando rocas y fósiles, súbitamente se topó con algo que le atrajo la atención. Se trataba de una esfera circular de unos 30 centímetros de diámetro, hecha de un material desconocido que parecía ser metálico y muy resistente. Al tocarlo con su mano, se dio cuenta de que no era un objeto normal.
El peso del círculo era extremadamente ligero, como si estuviera hecho de aire, pero a la vez estaba caliente al tacto, tal como si fuera hecho de una materia incandescente. También notó que tenía un efecto repelente sobre objetos comunes: cuando colocaba en él un trozo de papel, se deslizaba por él como si no estuviera allí.
John decidió llevarlo a casa y hacerlo conocer a su familia. A medida que los días iban pasando, comenzaron a notarse propiedades más extrañas en el círculo: se movía sin ayuda de ninguna persona o fuerza externa; también parecía poder absorbir la energía de las luces alrededor. La curiosidad por el objeto se transformó en un verdadero misterio.
La historia del círculo vortex llegó a los medios y no tardó mucho tiempo en atrapar la atención de científicos y ufólogos de todo el mundo. Algunos lo consideraron como un objeto extraterrestre, mientras que otros lo veían como resultado de algún experimento perdido de la industria militar o del gobierno.
Una encuesta entre los científicos australianos determinó que el círculo vortex era un objeto real y que no había ninguna explicación razonable para sus propiedades.
El misterio del círculo vortex sigue sin resolverse hoy en día. No se sabe quién lo creó o por qué está aquí. Solo una cosa es segura: el mundo nunca ha visto nada como él antes.





